viernes, 4 de noviembre de 2011

PERFIL IGNACIO RIZZI - 4º PARTE

Fracasar

En el hospital de Toulouse lo recibió Sebastián Boero, un neurocirujano argentino. ¿Che, boludo, qué te pasó?, le preguntó y por unos segundos Ignacio se sintió como en su casa. Pero las palabras del médico rápidamente lo ubicaron en tiempo y espacio. Le dijo que se olvide de caminar, de pararse, de jugar al rugby. Un pronóstico lapidario para un joven deportista que recién empezaba a entrenarse con el equipo mayor de Villeneuve Sur Lot.
El seguro que había tramitado el día anterior junto al sudafricano y los dos rusos le cubrió la operación y los dos años siguientes de rehabilitación en Francia. Y Nacho lo aprovechó. Aunque con altibajos.
Al comienzo todas las noches se preguntaba por qué. Por qué le pasó a él. Por qué fue a buscar esa pelota. Por qué el medio scrum no le dio un mejor pase. Se pasaba el día esperando que no llegue la noche y la noche llegaba. Y las noches eran terroríficas. Y pensaba cómo iba a ser su vida sin poder caminar, correr, sin meterse en el mar. Cómo iba a ser su relación con la arena, el pasto, el agua. Ante semejante incertidumbre, Nacho encontró su forma. No es la única forma, simplemente es la que le sirvió para salir de la depresión y poder volver a empezar. Ponerse metas pequeñas. Objetivos a corto plazo. Re aprendizajes.
Volver a empezar fue duro. Muy duro. Siete horas de rehabilitación por día, todos los días. Y además del cronograma habitual de ejercicios, Nacho y su kinesióloga, Caroline, trabajaron en las metas a corto plazo. Motricidad fina. Afeitarse, peinarse, bañarse solo. No fue fácil. Tuvo que aprender a convivir con el fracaso y la frustración. Predisponerse a cumplir esos pequeños objetivos significaba tener la certeza de que iba a intentar y fallar muchas veces hasta poder lograrlo. Para poder pasarse de la silla de ruedas al auto estuvo varios meses intentando. Varios meses soportando caídas, tragando frustración. Tanto esfuerzo le dio resultados. Nacho tardaba entre 15 y 25 minutos en armar la silla, hoy tarda un minuto.