jueves, 29 de septiembre de 2011

PERFIL IGNACIO RIZZI - 1º PARTE

Comencé a escribir este perfil en un taller de crónica que hice con la periodista Leila Guerriero. Nunca lo pude terminar, pero acá va la primera parte de la historia del ex rugbier Ignacio Martín Rizzi.           Un deseo. Un viaje. Una lesión...



Apagado

“No siento nada”, le dijo a Gilles Marcusó, el capitán de su equipo de rugby, quien inmediatamente pidió que paren el partido. No sintió cuando le sacaron los botines, no sintió cuando lo tocaban, tampoco sintió cuando los bomberos lo inmovilizaron y lo sujetaron a la camilla. No sintió cuando viajaba en ambulancia hacia Toulouse, la ciudad que eligió por Gardel para ser internado. Ignacio Martín Rizzi no sintió nada.
Era domingo 7 de octubre y era 1990 en la comuna de Saint-Ceré, del sur de Francia. Era otoño en  la región de Mediodía-Pirineos y, por lo general, en esa época del año el aire era seco y los días soleados, como una prolongación del verano. Pero esa tarde diluviaba y la cancha estaba muy embarrada. Era el primer partido de pretemporada entre Saint-Ceré y Villeneuve Sur Lot. Los músculos aún estaban endurecidos por la inactividad y el cuerpo no había recibido, aún, una buena cuota de golpes y empujones. Faltaban unos minutos para que terminara el primer tiempo. Un compañero le dio un pase que quedó corto, la pelota cayó al piso y él se tiró hacia adelante para levantarla. Cuando lo hizo, lo tacklearon y su cuerpo fue hacia atrás. Mientras caía, un compañero de su equipo lo empujó con mucha fuerza nuevamente hacia adelante y su cuello se sacudió bruscamente. En el piso sintió una pequeña descarga eléctrica, tembló unos segundos y nada más. No hubo dolor. Sí, incertidumbre. Sí, miedo. Una sensación extraña. Una sensación de mierda. El cuerpo muerto, como si lo hubieran desconectado.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Pequeño Uruguayo Ilustrado...

Diccionario uruguayo/ resto del mundo, a cargo de Yamandú Cardozo, de Agarrate Catalina...
Es largo, pero vale la pena tomarse un ratito para verlo. Que lo disfruten!



Salú...

lunes, 19 de septiembre de 2011

Esta nota salió publicada en MVPrensa en abril de 2007 y, gracias a este texto, conocí al amor de mi vida. Por eso, le tengo un cariño especial... Salú!



CARNAVAL TODA LA VIDA



Trece personas maquilladas, agrupadas en ocho micrófonos, con disfraces y sombreros llamativos, aparecieron cuando la penumbra del escenario cedió ante la luz y el sonido todopoderoso de la murga uruguaya. Agarrate Catalina, ganadores en 2005 y 2006 en el Teatro de Verano de Montevideo de las históricas contiendas murguenses del otro lado del río, salieron al escenario porteño de La Trastienda con su show El corso del ser humano.
El sábado 14 y el domingo 15 de abril, Buenos Aires vibró y aplaudió al ritmo de la banda liderada por los hermanos Tabaré y Yamandú Cardozo. En un espectáculo impecable, no solo desde lo musical y las letras, sino también desde lo visual, Agarrate se despachó con un análisis pormenorizado del ser humano cargado de humor, actualidad y crítica punzante, típica de la murga uruguaya. La niñez, la educación, la espiritualidad, la religión y la ideología, fueron parte de las temáticas abordadas con una alta dosis de ironía, respaldada y festejada por las carcajadas del público presente.
A puro sarcasmo, la banda que nació en abril de 2001, arrancó con el desopilante cuplé de las maestras. Dos gordas y anticuadas educadoras de grado, a las que luego se suman otras diez, se despachan contra los niños, su núcleo familiar y las nuevas teorías pedagógicas: "Ahora, con la nueva educación, parece que el niño es inteligente, parece que el niño piensa. Lo único que falta es que digan que es un ser humano". Pero fue el remate, con su visión tan sombría como mordaz, el que reflejó una preocupación bien tercermundista: "Qué placer da verlos con esa mochila, tan pesada y tan difícil de cargar. Lo que llevan ahí adentro es el peso de Uruguay".
La segunda parte del show no fue apta para católicos devotos. Dedicada al ser humano y la espiritualidad, la copla de Dios se inició con un monólogo del diablo: "El ser humano, ¡qué bicho más desagradecido el ser humano! Uno se desvive para darle todo y, ¿cómo te paga? Cinco minutos antes de reventar empieza 'Ay, Dios mío perdona mis pecados'". Con mucho humor, luego vinieron los palos para la iglesia, el Opus Dei y el Papa nazi.
Pasada la mitad del espectáculo, llegó el turno de analizar la ideología de la humanidad con el cuplé de las banderas. Comienzó con una crítica hacia el Uruguay de la Concertación de principios de los '80, donde en apariencia todos se agrupaban bajo una misma bandera y una misma lucha, y a continuación apuntó sus dardos contra el individualismo y el egoísmo tan presente en estos días. La Catalina desplegó en el escenario banderines de colores que representaban a los grupos y subgrupos donde los seres humanos se amontonan y desde los cuales se enfrentan entre si. "De este lado va la gente rica, de aquel lado van los pobres; de este lado va la gente linda, de aquel lado los que no; de este lado los intelectuales y de aquel lado la ignorancia".
Cerca del final, hubo un breve repaso de los shows premiados de los carnavales de 2005 y 2006, con las voces de las simpáticas cucarachas que esperan el fin del hombre para apoderarse del mundo: "El ser humano ya no puede caminar, porque no tiene, porque le falta, aire para respirar"; y la voz del sueño americano, con críticas hacia las multinacionales y la comodidad de la sociedad que pide el cambio, representada por Ronald Che Guevara Chávez Castro Mc Donalds: "Luchemos por el fin de la hamburguesa, burguesa, burguesa". La sátira, si bien se representó contra la sociedad uruguaya, se hace naturalmente extensiva hacia otros países con gobiernos de izquierda, donde gran parte de su población espera mejoras sociales inmediatas sin el esfuerzo ni compromiso individual correspondiente.
Y llegó el cierre. Con la ovación del público que los envolvía, los murgueros bajaron del escenario al compás de la música y se alejaron de las tablas hacia la puerta de la calle Balcarce, bailando en el trayecto con la gente que, parada, no paraba de aplaudirlos. La fiesta se terminaba. Con la Catalina, Buenos Aires se vistió de carnaval, y qué bien le quedó el disfraz.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Totín



Perdida entre tu piel,
se ríe tu niñez,
se ríe y vos te vas.

Te abrazo donde estés.
(Fragmento de La Niebla, de Agarrate Catalina).

La cabeza intacta. La lucidez de siempre, pero atrapada en un cuerpo frágil. Rodeada del más agudo dolor. Finalmente te liberaste. Finalmente mandaste a cagar a esa enfermedad de mierda. Y tomaste tu última decisión. Estabas acompañada. Era el momento preciso y diste la orden. Que se apague tu cuerpo antes de volver a entrar en ese hospital horrible. No más humillaciones. No más enfermeras desagradables que te despojen de toda intimidad. No más limitaciones para vos, que siempre fuiste para adelante como un tren. Ahora sí, recuperaste tu orgullo herido.
Te liberaste de ese imán, que es el dolor, que te atraía contra tu voluntad a la cama.  Que te quitaba el hambre y la sed. Que te atiborraba de pastillas y remedios. Que te impedía…
Ahora vas a poder hacer lo que quieras…

Ahora vas a poder cuidarnos todos los martes y jueves y hacernos esas riquísimas milanesas con puré.
Ahora vas a poder recibirnos como reyes todo el verano en Villa Adelina.
Ahora vas a poder dejarnos poner de nuevo los colchones al lado de la cama grande con base de cemento de ustedes.
Ahora vas a poder llevarnos al cine de Cabildo con el abuelo a ver Chatrán.
Ahora vamos a acompañarlos al Unicenter a hacer las compras (como disfrutábamos de ese paseo…).
Ahora vas a poder volver a ir al club a sentarte a la sombra, en las reposeras amarillas y charlar sin parar con los Pérez Ciccone y los Martínez.
Ahora vas a poder recibirnos en tu casa como a vos te gusta, sentada a la mesa y pidiendo comida de más.
Ahora vas a poder traer el regalo grande para el cumpleañero y los regalos consuelo para los hermanos.
Ahora vas a poder retar al abuelo si se come una factura de más.
Ahora vas a poder hablar por teléfono sin que tus manos te lo impidan.
Ahora vas a poder comer todo el chocolate Águila que quieras y volver a traernos los chocolatines Suchard de distintos colores que nos traías.
Ahora te liberaste.
Ahora dejaste de sufrir.
Ahora, sí, te vas a encontrar con el abuelo. No se peleen mucho. Descansen juntos…

Por acá se los extraña muchísimo. El vacío no se va a llenar con nada… Ustedes ya lo saben…