viernes, 21 de octubre de 2011

A los abuelos...



Domingo 32 de otoño - La Niebla -
este cuarto que no eligió
este mundo que no es el suyo
y estos ojos desconocidos que la miran
que la buscan,
y que aseguran conocerla.
Acá la niebla....
Más allá, también la niebla.
Sobre sus manos viejas
como de piel de papel
sobre los huesos
de antiguo barro valiente.
Todavia caminante,
y en el medio de toda esa niebla...
Ella..
Ella de espaldas a la ventana
herrumbrada de su presente baldío.
de frente al abismo de su pasado,
al velatorio continuo de sus memorias desvencijadas, famélicas, suicidas
A veces un sorbo de sol tibio
la separa de la niebla
y una lucidez con vida de mariposa
de dos segundos,
desesperada y heroica
consigue traer de nuevo a sus padres,
juntar nombres con rostros
y revivir un domingo hecho del tiempo
en el que su amor esta siempre vivo
en donde siempre hay baile
y en donde siempre hay risa
y en donde siempre es feliz como era...
un instante más y la mariposa caerá aplastada,
por el plomo implacable,
de una niebla invencible.
Beso su mejilla ahora...
incalculablemente distante,
Ella pregunta ..Quién soy?
La niebla otra vez lo invade todo.

Solita en un rincón,
de un tiempo que murió,
hace algún tiempo atrás,
sin horas ni reloj.
Ausente en ese vals
de cínico compás,
bailando en un montón
de niebla y soledad.

Y yo no sé,
no sé como llegar,
y solo sé,
tan solo sé cantar
y agradecer
que puedo recordar
tus caricias,
piel de sol y terciopelo.

Perdida entre tu piel
se rie tu niñez,
se rie y vos te vas;
te abrazo donde estés.

Y yo no sé,
no sé como llegar,
y solo sé,
tan solo sé cantar
y agradecer
que pude disfrutar
de tus mimos de budín
y caramelo.

jueves, 20 de octubre de 2011

PERFIL IGNACIO RIZZI - 3º PARTE

Seguro

Para jugar al rugby en Francia cada jugador tiene que tener una licencia y un seguro. Ignacio Rizzi y sus compañeros extranjeros de Villeneuve Sur Lot utilizaban licencias distintas para cada partido, porque no tenían la original. El sábado 6 de octubre, el tesorero del club los llevó a tramitar la licencia al club D’agen. Como pudieron se apretujaron en un Renault 5 y viajaron 35 kilómetros: el tesorero al volante, Nacho, un sudafricano; ambos de 1,90 metros; y dos rusos de casi dos metros. Cinco personas, cuatro idiomas, poco espacio. No fue un viaje más. No fue un día más. Al día siguiente su cuerpo se iba a apagar por una lesión en la quinta y sexta vértebras cervicales. Al día siguiente los dirigentes de Villeneuve Sur Lot se preguntarían varias veces si la licencia y el seguro que tramitaron el día anterior le cubría a Nacho la operación, la internación y la rehabilitación. Eso mismo se preguntaron sus padres, José y Dora, después de enterarse por una amiga de la familia que Nacho no iba a volver a caminar, que lo habían operado y que estaba internado en Francia. Esa misma pregunta se hizo Dora mientras preparaba su viaje a Francia, para ver a Nacho y no sabía con qué se iba a encontrar.

domingo, 9 de octubre de 2011

PERFIL IGNACIO RIZZI - 2º PARTE

El viaje

José Rizzi empezó a jugar al rugby a los 14 años, jugó en Alumni, pero se retiró joven, cuando se casó con Dora. Luego de 20 años en la industria frigorífica, en la venta de medias reses para consumo interno, se sintió perdido, sin saber qué hacer. Probó tres años como empleado en una compañía de seguros y, paralelamente, desarrolló casi sin darse cuenta una pequeña empresa de ropa de rugby llamada Barbarians, que se convirtió en el primer rugby shop de la Argentina. Empezó con algunos bordados en remeras y sweaters para el San Isidro Club (SIC) y terminó con dos locales, uno en la calle Florida -la peatonal céntrica de la Ciudad de Buenos Aires- y otro en el barrio porteño de Belgrano. Fue en 1989, en el local de Florida, donde Ignacio Rizzi empezó a hacer realidad uno de sus mayores deseos de la adolescencia, viajar a Francia para poder ver algunos partidos del Mundial de Rugby 1991. Cuando el dirigente Marcó Sylvestre ingresó al local Barbarians junto a la delegación de Guyana Francesa, Nacho desplegó toda su seducción. Así consiguió que lo inviten a jugar un amistoso para la selección de ese país frente al equipo argentino Los Matreros.
La selección de Guyana estaba haciendo gestiones con la Federación Francesa para ingresar a jugar el torneo Sudamericano de rugby, en el que compiten países como Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile. Para eso invitó a Robert Antonine, Director General del rugby francés, para que evalúe el nivel del rugby de Guyana en un amistoso frente al equipo argentino Los Matreros. A esa gira de Matreros en 1989 viajó Ignacio, pero para jugar como refuerzo del país Colonia de Francia. Finalmente no jugó ese partido, pero se encargó de perseguir a Antonine para que vaya a ver el torneo de Rugby Seven en el que si jugó. No era un crack, tampoco un gran jugador, pero tenía una muy buena patada. Por eso quería que Antonine lo vea patear. Quería viajar a Francia y el dirigente podía ser su llave de ingreso. El hospedaje lo tenía asegurado en lo de los Lemarec, una familia francesa amiga de la suya.
A Buenos Aires no volvió. En Guyana trabajó en un taller mecánico, como patovica en un boliche y de disc jockey. Tenía 19 años y un único objetivo, juntar plata para poder viajar a Francia. Después de tanto insistir con Antonine, con unos pocos dólares en los bolsillos viajó a Europa, donde consiguió una prueba en el club francés Villeneuve Sur Lot…